No se aceptan devoluciones
No se aceptan devoluciones es la muestra de las expectativas del actor, y ahora director, Eugenio Derbez, quien en su afán de llevar más lejos su carrera artística, decide escribir, actuar y dirigir una película.
Nunca se ha dudado de la habilidad de Eugenio para la actuación, estamos acostumbrados a relacionarlo con diversión y entretenimiento, pero en esta película él mismo decide dar un giro a su carrera y, sin dejar a un lado a un lado la comedia, se arriesga por una historia conmovedora, reflexiva y con un valor muy fuerte sobre la familia y la responsabilidad.
La historia da muchos cambios inesperados, siempre está en movimiento, cada minuto representa un suceso importante para el desenlace, el aburrimiento no cabe en esta crítica. Los aspectos técnicos, la música y el vestuario cumplen perfectamente con los parámetros de la historia.
Eugenio, quien actúa como Valentín, decide llevar la historia al típico sueño de cualquier mexicano de vivir en Los Ángeles rodeado de estrellas, pero a diferencia de otros directores, no retrata a EUA como la meta perfecta del mexicano, sino por el contrario, Valentín mantiene bien plantadas sus raíces hacia su país en cada momento de la historia. Lo cual, es un factor muy positivo para México, pues al llegar la película a agotarse en las taquillas extranjeras, muestra un lado distinto sobre nuestro país.
La actuación de la niña protagonista (Loreto Peralta) no dejó nada qué desear, su actuación es buena, aporta mayor credibilidad a la historia, lleva muy bien manejado su papel transmitiendo perfectamente sus sentimientos. Para tener tan sólo 9 años y ser su primera experiencia como actriz, seguramente No se aceptan devoluciones es el principio de una carrera artística muy exitosa para ella.
Para realizar comedia, la clave está en saber cuándo abusar y cuándo no abusar de chistes y risas, definitivamente Eugenio Derbéz, refleja su experiencia al no abusar del lenguaje cómico, pues lo introduce de manera sencilla, se enfoca en que fluya, no que sea forzado.
Esta película es un ejemplo claro de una combinación entre comedia y melodrama, lo cual logra que el público salga conmovido de la sala, no tan sólo entretenido.
Verónica Torres